La importancia de la comunicación en las instituciones y empresas actualmente es categórica e indiscutible. En esta época marcada por la hipercomunicación, las instituciones y empresas que no la utilicen correctamente corren el riesgo de quedar rezagadas por la competencia abrumadora.
Según la tesis de Dra. Magda Rivero Hernández, de la Universidad La Salle Cancún, los retos actuales para las organizaciones e instituciones se resumen prácticamente en “responder a las crecientes demandas de una ciudadanía más informada, especialmente en el contexto de la actual sociedad digital”.
La correcta utilización de la comunicación en una organización, de forma interna y externa, garantiza el buen desenvolvimiento de los procesos a los que se abocan las instituciones o empresas, así como la mejoría exponencial de la competitividad, ya que transmitir de forma eficaz los objetivos de la institución a todos sus estratos permite un funcionamiento sincronizado.
La comunicación interna se constituye en una herramienta que permite coordinar acciones conjuntas de calidad, así como el control de los procedimientos, y garantiza un buen relacionamiento con los colaboradores. Se suele asociar a la comunicación interna con el sistema nervioso del cuerpo humano. El cerebro dicta ordenes que se distribuyen a través de redes nerviosas con una velocidad asombrosa y esto permite que una persona viva saludablemente. Sin embargo, cuando las redes nerviosas ya no pueden transmitir las señales cerebrales de forma eficiente, es el inicio de las enfermedades.
En cuanto a la comunicación externa, ésta permite a las instituciones difundir sus servicios así como también informaciones relevantes que puedan ser de interés público. En cuanto a las empresas, la comunicación externa será el medio por excelencia por el cual publicitar sus productos o servicios, ya que una correcta y completa información logra persuadir al consumidor a la hora de elegir entre uno u otro bien a adquirir.
Consideremos que el mercado crece a ritmos agigantados y la comunicación se vuelve clave para el posicionamiento de las marcas. En ese sentido, una buena estrategia de comunicación es la herramienta imprescindible que permitirá marcar la diferencia con relación a la competencia.
Es aquí donde los planes de comunicación entran en escena, ya permiten identificar objetivos e idear acciones específicas para que el mensaje que la institución o empresa desea comunicar llegue sin obstáculos hasta el receptor al que buscamos atraer; así como también, propone formas de comunicación interna que aseguran un buen funcionamiento institucional, que a su vez se proyecta en la imagen institucional. La buena imagen institucional, construida a través de la comunicación interna y externa, es directamente proporcional a la calidad de su plan de comunicación.
Asimismo, un buen plan de comunicación contiene estrategias eficaces para el manejo correcto de las situaciones de crisis, que requieren un abordaje profesional para la resolución del eventual conflicto y la salvaguardia de la imagen institucional. No contar con un protocolo de manejo de situaciones de crisis puede, en sentido figurado, “costarle la vida” a una empresa, institución o figura pública.
La comunicación institucional busca defender, impulsar y elevar la imagen de la marca, institución o empresa y ser, al mismo tiempo, una aliada incondicional para el logro de los objetivos trazados sin importar la envergadura de los mismos.